domingo, 26 de febrero de 2017

CONTEXTO POLÍTICO Por Efraín Flores Iglesias Partidos políticos y la lucha por el poder

EFRAÍN FLORES IGLESIAS
No arranca el proceso electoral de 2018 y todos los partidos políticos andan alborotados. Se atacan a morir. No les importa exhibir sus actos deshonestos ante el pueblo.

Ni siquiera Andrés Manuel López Obrador es tan santo como presume. Sus nexos con el prófugo ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, fueron evidentes en la pasada campaña, en la que el PRI y Morena atacaron al abanderado de la coalición PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Linares, quien a pesar de esa malévola alianza salió victorioso.

López Obrador siempre ha presumido ser honesto y que los corruptos son los que no comulgan con sus ideales. ¡Por favor! Nadie olvida que en 2004 su ex secretario particular, René Bejarano Martínez, recibió dinero para el financiamiento de campañas políticas en la Ciudad de México. El mecenas del “Señor de las Ligas” fue el empresario argentino Carlos Ahumada. ¿A poco eso ya lo olvidó el dueño de Morena?

Claro, los del PRI, el PRD y el PAN tampoco se salvan. También tienen sus fichitas.

La corrupción no es privativo de ningún partido político. En todos lados está.

Que AMLO diga que él no es corrupto, es discurso. Y se entiende como parte de su estrategia para atraer votos. Eso sí, ha sido inteligente en proclamarse como tal, ya que la mayoría de sus adversarios no tienen la calidad moral para exhibirlo como un político demagogo y que Morena también es de los partidos políticos que reciben fuertes cantidades del erario para hacer campañas.

Enrique Peña Nieto, por ejemplo, no puede cuestionar a nadie de corrupción porque dentro de su gobierno se han descubierto infinidad de casos que avergüenzan al PRI. La Casa Blanca de La Gaviota, es algo que ofendió a los mexicanos y que hasta el presidente tuvo que admitir que fue un grave error. Pidió perdón al pueblo de México, pero no procedió contra nadie. ¡Y cómo pues!, si la imputada era su esposa.

El PRI hace lo que puede por defenderse de los fuertes señalamientos del PRD, PAN y Morena, sobre todo, por el controvertido tema del gasolinazo, algo que, sin duda, repercutirá en la elección de 2018.

No olvidemos que el presidente Peña prometió en 2015 que ya no iba a ver ningún aumento a las gasolinas ni a las tarifas de la luz eléctrica. Mintió. Y eso los mexicanos se lo cobrarán muy caro al PRI en las urnas.

El PRD abanderó durante mucho tiempo las causas sociales y fue un duro opositor al régimen en las Cámaras Alta y Baja, así como en los Congresos locales; pero al ganar gubernaturas demostró de qué estaba hecho: igual o peor que el PRI. Y eso no es todo, sus dirigentes postularon (y siguen postulando) como candidatos a personajes vinculados al crimen organizado. José Luis Abarca Velázquez (de Iguala, Guerrero), es un claro ejemplo.

El partido fundado el 15 de septiembre de 1939 por Manuel Gómez Morín (el PAN), tiene también una historia marcada por escándalos de corrupción. No todos los gobernadores ni alcaldes que han llegado a través de sus siglas han culminado bien sus periodos. Ahí está el caso de Guillermo Padrés Elías, ex gobernador de Sonora (2009-2015), a quien el pasado 16 de noviembre le dictaron dos autos de formal prisión, una por los delitos de lavado de dinero y defraudación fiscal equiparada, y otro por delincuencia organizada. ¡Zas!

Y desde luego que nadie olvida los escándalos ocurridos durante el sexenio del ex presidente Vicente Fox Quesada: el Toallagate de Martha Sahagún y el soborno a altos funcionarios de seguridad que permitieron la primera fuga del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán en 2001.

Nadie es santo en política. Y nadie debe espantarse de ello ni ser sorprendido por falsos redentores que prometen todo.

En América Latina han llegado al poder personajes que prometieron gobiernos de izquierda y transparencia en el ejercicio público, pero que a la mera hora se convirtieron en tiranos, al estilo Trump. Gobernantes que han censurado a la prensa escrita y electrónica y que ahuyentaron a los inversionistas en sus respectivos países.

Recuerden, amables lectores, que todos los que aspiran a la Presidencia de la República buscan el poder por el poder y comodidades personales.
No se dejen sorprender, pues. O, mejor dicho, no se apasionen tanto para que luego no anden desilusionados.

En 2018 veremos o nos enteraremos de noticias de todo tipo. Algunas buenas y otras muy desagradables. Lo importante es que todos ejerzan libremente su derecho de votar sin ser presionados por nadie. Es cuanto.

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