domingo, 27 de noviembre de 2016

Tal Cual ¿Dictador? Luis Carlos Rodríguez González



La muerte del comandante Fidel Castro derivó en una especie de debate entre algunos periodistas de mi generación en México. Algunos, los menos, postearon en redes sociales “Murió el dictador” o frases parecidas. Otros como mi amigo y ahora Encargado de Prensa en la Embajada de México en Colombia, Ciro Pérez Silva, refrescó la memoria a varios que hoy festinaban los funerales del comandante de la forma en que siempre buscaron una entrevista o por lo menos una fotografía con el líder de la Revolución Cubana.

Como reportero tuve la suerte de cubrir varias reuniones Interparlamentarias México-Cuba, la primer Visita del Papa Juan Pablo II a la isla, un curso de periodismo en Granma y Prensa Latina. Con ello me tocó ver a lo largo de más de 15 años el proceso de apertura y los cambios que se dieron en materia económica, social y política.

Creo que como todo líder de un movimiento revolucionario como el que encabezó Fidel Castro a lo largo de varias décadas tuvo aciertos, triunfos, políticas envidiables en materia de educación, medicina y justicia social. También hubo excesos, gente afectada con el régimen, un fuerte éxodo de balseros, posturas totalitarias que mantuvieron en la cárcel por años a opositores y artistas.

El periodista colombiano   Plinio Apuleyo Mendoza  su libro “Gabo: Cartas y Recuerdos” expone parte del poder de persuasión que tenía el Nobel de Literatura sobre Fidel Castro, sobre todo cuando se trataba de convencerlo para indultar o dejar salir de la cárcel a un escritor, artista o disidente cubano. Expone en su obra parte esa otra cara no tan conocida no sólo del Gabo, sino también del entonces Presidente de Cuba.

Cuba, para muchos de mi generación, era y tal vez sigue siendo la utopía de una sociedad más justa, la lucha entre socialismo y el capitalismo. Aún con todos los defectos y excesos que se puedan tener. En La Habana o Santa Clara o cualquier otra ciudad no encuentras la pobreza lacerante y por millones que se vive en México, en Venezuela, en Nicaragua, en El Salvador o en casi cualquier otra nación latinoamericana.

El modelo educativo es ejemplo para el mundo. Nada que ver con la “Enciclomedia” del ex presidente mexicano, Vicente Fox, que dilapidó 25 mil millones de pesos en programa fallido, corrupto. Fox sólo pasará a la historia por su servilismo a Estados Unidos con aquella desafortunada frase a Fidel Castro en 2012: “comes y te vas”.

¡Murió el Dictador!, gritan y titulan en sus columnas algunos obsequiosos y siempre flexibles al poder articulistas mexicanos. En Cuba hubo una Revolución como en su momento ocurrió en México. Hubo muertos, afectados, presos, bienes decomisados, un éxodo de quienes optaron por Miami antes que cortar caña en la isla. 

Y yo me pregunto. En Cuba se han dado matanzas de estudiantes como la de México en 1968 o el llamado “Halconazo” en 1971. En la isla tuvieron un Acteal donde grupos paramilitares asesinaron indígenas o más recientemente casos como Ayotinapa dónde aún el Estado mexicano no logra saber qué ocurrió con 43 estudiantes normalistas desaparecidos o los casos de Tanhuato con ejecuciones arbitrarias por parte de policías federales que fueron documentadas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

O en Cuba hay gobernadores como Graco Ramírez, de Morelos, que oculta fosas clandestinas donde criminales desaparecieron un centenar de personas. Tampoco el régimen de Fidel Castro permitió el secuestro de extranjeros, en este caso de migrantes, como ocurrió en el sexenio de  Felipe Calderón y su “Guerra contra el Narco” que tuvo como saldos más de 130 mil muertos, un éxodo de más de 200 mil personas y al menos 30 mil desaparecidos.

Fidel Castro es y será un personaje que pasará a la historia por haber mantenido la soberanía de la isla aún con un bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Estados Unidos  por más de 50 años. Hubo penurias y sacrificio, claro. Pero no los niveles de corrupción, impunidad, crímenes, narcotráfico y pobreza que hemos tenido en México en las últimas décadas con nuestros políticos y gobernantes emanados de nuestra democracia o tal vez dictadura perfecta.