miércoles, 9 de noviembre de 2016

LA MALA PERCEPCIÓN DE LA CULTURA. Por Jorge Luis Falcón-Fernández Arévalo


AGUSTÍN LÓPEZ FLORES

En cada localidad del México perdido y malamente anunciado como democrático dixit, se llega al autocrático, existen diseminados grupos de hacedores de cultura. Así como también, reagrupados, grupos de artesanos, artistas del bello canto, actividades artísticas, poetas y bardos populares, copleros y hombres de letras chicas y grandes, músicos y demás artistas de las artes plásticas.

Y, ello, debe entenderse como un riguroso plan de lograr reinventar lo que se llama cultura de los pueblos.
Debemos entender que la cultura,  es un conjunto de conocimientos, formas, expresiones e ideas no especializado adquiridos gracias al desarrollo de las facultades intelectuales, mediante la lectura, el estudio y el trabajo. Como también un ligado de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a una época, etc.

Atoyac de Álvarez, no es ajeno a ello, ha sido nido de cultureros y cultivadores: Como así ha sido, esta tierra cafetalera, cocotera, maicera y platanera, fuente de inspiración y cuna de poetas, artistas orfebres de escritores y de músicos. Sin olvidar, con el debido respeto a quien olvide, a Tadeo Arredondo, Manuel Salvador Leyva Martínez, Humberto Ibarra, Zoila Ríos, Kopani Rojas (Guerrero), Jesús Bartolo, Julio César Ocaña Martínez, Enrique Galeana Laurel, Teodora San Juan,  los Hermanos Hernández Meza, Georgina Salas, Rosario Sotelo, Los Hermanos Rea Salgado,  Víctor Cardona Galindo, Rubén Ríos Radilla, Angélica Sotelo, Felipe Fierro Santiago, Celsa Robles entre otros que si no escapan a mi memoria, están vigentes en el alma de los atoyaquenses.

Ellos y ellas han sido baluartes del arte y la cultura. Méritos alcanzados entre sus laboriosos trabajos de artesanías; sus distinguidas y armoniosas partituras musicales; sus localistas y regionales paisajes en sus delineaciones pictóricas; el trabajo laborioso y cojinudo del tallado de madera y de abalorios. Y, la gran literatura en sus géneros y estilos.

Pero para que la cultura llegue a los más, a los sin voz; pero con necesidades de armonizar su cuerpo y alma para abrevar en esas raíces y ramas de la cultura están los promotores y hacedores de cultura. Ellos, son la parte esencial de que un pueblo goce y disfrute toda esa sinfonía de artes. Ellos, los que cuentan con la capacidad actoral y manejo de escenarios; pero, que además, tienen y cuentan con las relaciones necesarias para que con menos recursos económicos y materiales, promuevan y lleven la cultura a todos los escenarios naturales y plataformas propias. Esos cuentan muchos en todo y para todo. Pues además logran concretar un equipo de trabajo afín a la idea de armonizar arte y ciencia cultural.

Allí, quiero destacar a un personaje; a un gran maestro académico y con don de gente de buenos hábitos, buenas costumbres y de fe, Agustín López Flores.
Conozco artistas de la plástica, de la artesanía, de la música, de la literatura que no saben, no entienden cómo promover, exhibir, vender y comercializar  sus propias creaciones.

Es allí, donde la maléfica percepción de la cultura se pierde en el oscurantismo de la ambición, la arrogancia torpe, la codicia y la falsa sensación del decir y hacer cultura, hay mucho trecho. Es decir, no hay conocimiento. Es cuanto. . . por el momento.