jueves, 26 de septiembre de 2013

Entresemana Barbosa Moisés Sánchez Limón

Durante cuatro años, de 2008 a 2012, Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta fue coordinador nacional de la influyente corriente perredista Nueva Izquierda, de ahí saltó al estrellato plurinominal, sin sudar campaña llegó al Senado y fue elegido coordinador de los senadores del PRD, por méritos propios si usted quiere, por presión de la tribu mayoritaria de Los Chuchos, si le place, ¿por qué no?
Hasta ayer se entendía que Barbosa era correligionario del gobernador de Morelos, Graco Ramírez, pero a su proceder protagonista y chocarrero cuando se le pega la gana, concertador y amable compañero de escaño de sus contrapartes del PRI y del PAN, de pronto evidencia una doble personalidad que linda entre la inteligencia y el abandono de las formas de respeto a quienes piensan diferentes, aunque sean sus compañeros de bancada y de partido.

Quizá el abogado Barbosa Huerta pretende pasar a la historia como un legislador de iniciativa libre y convicciones que nada tienen de comunistas o de izquierda, porque de pronto le entró el gusto por las candilejas y si, hace diez años, cuando diputado federal comenzaba a agarrar en la LVIII Legislatura federal un brillo propio, ahora como senador se asume dueño de la verdad y Oráculo legislativo.

Decíamos que hasta ayer parecía correligionario de Graco, porque al final de cuentas, como Carlos Navarrete y Jesús Zambrano y Jesús Ortega, es parte de ese esquema de prohombres al frente de una tribu que está en el poder, éste que le chista la otra corriente, la de los bejaranos.

¿A qué viene esta referencia respecto de Barbosa? Bueno, quizá el senador poblano sufre del mal del ladrillo, éste que implica tener un poco de poder, un poco de nivel político para marearse y olvidar las virtudes aprendidas en la oposición.

Y es que, con la postura que ha asumido desde septiembre del año pasado cuando ocupó la coordinación de la bancada senatorial perredista, Barbosa se convierte en factor de desencuentros con sus propios compañeros de partido y, sustancial y peligrosamente, de sus contrapartes del PRI y del PAN que impulsan reformas de suyo fundamentales para el país, en especial en este momento la energética.

Posturas y declaraciones del senador, por ejemplo en esto de los foros en torno de la iniciativa de reforma energética, lo apuntalan en la discordia y el protagonismo, la ruptura de acuerdos y la decisión de libre consistencia para armar un foro paralelo al convocado por el igual protagonista senador priista David Penchyna Grub.

Ambos personajes indudablemente van más por la certidumbre que garantice su futuro político, acaso candidatos a gobernador de Puebla e Hidalgo, respectivamente, sustentado en la resultante de los foros, aunque el convocado por Barbosa es de botepronto y con ánimo de quedar bien con una parte del PRD que, por supuesto, se identifica con otro protagonista: Andrés Manuel López Obrador.

¿A qué pretende jugar Barbosa con la descalificación al proceder y libre pensamiento del gobernador de Morelos?

En la edición de Milenio de este jueves 26 de septiembre, se publica una entrevista de Juan Pablo Becerra-Acosta a Graco Ramírez, quien se declara a favor de las reformas energética y hacendaria propuestas por el presidente Enrique Peña Nieto.

“No tengo esa visión fatalista (de Cuauhtémoc Cárdenas) de que se va a hacer lo que quieran PRI y PAN. Si nos ausentamos del debate en las Cámaras (del Congreso de la Unión) y cometemos ese error, entonces sí va a ocurrir eso”, declaró Graco entre otras referencias discrepantes incluso de Andrés Manuel López Obrador, a quien con cierto dejo de sorna llama “el salvador de la patria”.

Respetables las posturas de Graco. Pero no le cayeron nada bien a Barbosa, quizá porque el gobernador simplemente recuerda que fundamentos de las reformas aludidas, fueron esgrimidos por el PRD en su momento.
Por eso Barbosa quería descalificar a Graco, pero en la entrevista que le hacían los colegas en el Senado, este jueves, ninguno le pedía opinar respecto de lo dicho por Graco, así que obligó a la pregunta. A saber:

Bueno, y por qué no me preguntan de la entrevista de Graco en Milenio”, retó a los reporteros. Y entonces alguien le tomo la palabra y preguntó. Barbosa fue burdo en esa maniobra protagonista. Nadie como él para el diálogo con el presidente Peña Nieto y Gamboa y Cordero y Preciado y…

“Yo creo que Graco perfectamente claro dejó su alineamiento a las propuestas del gobierno federal, del Presidente Peña, así lo dijo expresamente y su desapego y distancia a las propuestas del PRD. Prefiero preguntarle a Peña Nieto de las propuestas de Peña que a Graco”, sostuvo Barbosa y luego volvió a su escaño en el Olimpo.

Y si Penchyna tiene su foro en materia de reforma energética, él por qué no. ¡Faltaba más! Se organizó su foro de consulta que derivará en 18 foritos. ¿Alguien discrepa del senador Barbosa? Conste.