jueves, 27 de diciembre de 2012

Entresemana Bullying político en la Cámara de Diputados Por Moisés Sánchez Limón


¿Violencia, discriminación, burlas e intolerancia en los partidos políticos y en la Cámara de Diputados?
Se trata de una denuncia cuyo fin no puede ser el cajón de las ocurrencias; hacerlo implicaría incurrir en complicidad con aquellos que practican el doble lenguaje, porque desde la tribuna alzan la voz y se desgarran las vestiduras en contra de la creciente práctica del bullying en las escuelas, pero en la actividad cotidiana son iguales o peores de intolerantes y discriminadores.
Y menos podrá soslayarse la denuncia cuando ésta proviene de una diputada federal, la panista veracruzana Mariana Dunyaska García Rojas, quien por cierto participará este miércoles en la primera sesión formal de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, a celebrarse en el salón verde del Palacio Legislativo de San Lázaro.
Seguramente la diputada García Rojas podrá apresurar esa iniciativa anunciada, mediante comunicado de prensa, para denunciar y sancionar la violencia política que, de acuerdo con el texto divulgado, “se ejerce al interior de la Cámara de Diputados y en todo el ámbito político”.
Lo denunciado por la legisladora es de suyo grave, un mentís a la consideración de que el Congreso de la Unión, donde se elaboran y dictan las leyes tendentes a proteger las garantías individuales, los derechos humanos de los mexicanos, era un oasis contra la discriminación y la intolerancia, tanto que hasta existe una comisión legislativa ex profeso.
¿Cuándo y dónde se ejerce ese especial bullying legislativo y partidista? Ya sabíamos de la praxis de las “juanitas”, aquellas que sirven al interés político masculino. García Rojas asegura que “en la Cámara de Diputados es evidente este tipo de violencia, que va desde la intolerancia, las burlas, el escarnio y hasta la discriminación”.
Y puntualiza: “no son pocos los casos en los que se ha hecho a un lado a las o los legisladores que están en contra de las decisiones de las cúpulas partidistas y sobre todo, a quien se manifiesta en plena libertad de pensamiento o ideología porque se debe a sus electores.
“Incluso, desde la presidencia de la Mesa Directiva se genera una violación a los derechos políticos de los legisladores, al no otorgarles el uso de la palabra cuando no están de acuerdo con los arreglos entre las cúpulas partidistas o bien, porque desean expresar sus opiniones en los debates abiertos, lo que es violatorio de sus derechos políticos e incluso es anticonstitucional”.
Es grave la denuncia, vale insistir, sobre todo porque sostiene que ella, “al igual que otros de sus compañeros tanto de bancada como de otras fracciones partidistas, ha sufrido la violación de sus derechos por no estar a favor de las decisiones o acuerdos entre los partidos.  Además de enfrentar la censura, están las bromas en tribuna por parte del presidente de la Mesa, lo que es a todas luces, una forma de violencia política”.
Y, asegura, “la intolerancia, burla y falta de respeto, es lo que prevalece en el presidente de la Mesa Directiva y de algunos otros legisladores”.
García Rojas insiste en una realidad que se presumía superada, pero evidencia el gatopardismo político. Para que la cuña apriete debe ser del mismo palo y la mayor discriminación y violencia política, acusa la diputada panista, “sigue siendo en mayor medida hacia las mujeres, sobre todo en aquellas que manifiestan libremente su opinión, afiliación o ideología y no se sujetan a las voluntades de sus coordinadores parlamentarios.
“Pero es también un problema recurrente en otras esferas de la política. La misma situación ocurre en los congresos locales, en la Asamblea Legislativa, en los partidos políticos. Por eso, es fundamental que aquellos valores que pedimos a la sociedad y que emitimos en las leyes, las convirtamos en acción y apliquemos los políticos”.
Y puntualiza: “La violencia política existe y debe ser considerada, reconocida tal como se hace con la violencia de género, intrafamiliar, contra la niñez, en el ámbito educativo o laboral. La violencia política limita la participación, el acceso a la información, a los puestos públicos e incluso a los recursos de la federación, como es el caso de municipios”.
Tal vez por el periodo de asueto la denuncia de la diputada federal sea una voz en el desierto. Pero con el fuero y la posibilidad de hacer la denuncia formal desde la máxima tribuna del país, a la que no cualquier mortal tiene acceso, la legisladora no puede dejar el tema en la impronta informativa. Es grave el asunto. Y más grave sería que García Rojas sucumbiera a presiones, de esas que denuncia, para dejarlo en el archivo enunciativo. Conste.
Entresemana entra en receso y retornará el lunes siete de enero de 2013. Por favor, sea feliz.