sábado, 11 de agosto de 2012

Entre la verdad y la ficción. CABILDO ATOYAQUENSE BURDO Y ANALFABETO COMPARSA DE UN ALCALDE BURLADO Por Jorge Falcón


Tanto la Auditoria Superior de la Federación, como  la Auditoria General del Estado, así también la Controlaría Estatal, tienen como obligación realizar una exhaustiva indagatoria en torno al cabildo de Atoyac, desde el presidente municipal, sindica y hasta el ultimo de los regidores, para averiguar en qué y dónde fueron  canalizados los recursos económicos otorgados para la realización de su trabajo. Pues el manejo discrecional de los presupuestos, fue a terminar a algunos regidores y familiares del alcalde Armando Bello Gómez, según se desprende de algunos representantes populares.

La demanda de las comunidades en la solicitud de apoyos en las escuelas que desde que asumió la alcaldía Carlos Armando Bello Gómez, ninguna recibió la atención educativa en enseres materiales para otorgar educación a menores de edad, niños de primaria y escuelas de telesecundaria. Los casos son desde la comunidad El Iris, como Zacualpan en la parte baja de esta comarca cafetalera. La SEG, tiene la ineludible obligación de investigar el destino de los recursos que de manera conjunto aportó Sedesol federal, que ésta dependencia por cierto, cerró proyectos hacia los atoyaquenses, porque no les han comprobado lo aportado. Aunque se sabe que el alcalde acusa a los funcionarios de Sedesol de “centaveros”; principalmente al titular de Microrregiones en la entidad suriana.

La comunidad El Paraíso padeció en carne propia la ausencia de los servicios médicos, a no ser los prestados por el  ex delegado Agustín Sotelo Aguilar de esa población que asumiendo con calidad humana  su función, gestionaron ante la federación apoyo en medicamentos y médicos particulares para aliviar enfermedades propias de madres embarazadas y niños en crecimiento. Abandono total en programas de detección de cáncer cervico uterino a no ser por la regidora Norma Mesino Mesino, con un grupo de mujeres y de la sociedad civil que con el Grupo Reto de Acapulco, se les dio la orientación debida, sin que en ello el gobierno de Bello aportara lo que por ley le corresponde. Hoy, se le niega a los atoyaquenses los servicios médicos de análisis de la próstata, y otras letales enfermedades, solo por ineptitud de una autoridad que en vez de administrar llegó con su gavilla de malhechores a saquear planes y proyectos que no serán repuestos jamás, pues el dinero que debió aplicarse, se “esfumó”. Al rato vayan a protestar contra el nuevo alcalde el priísta Ediberto Tavarez Cisneros, que nada tiene que ver.
Ausentes las plantas tratadoras de agua, pese a que estudiosos de la UNAM, al mando del ingeniero Sergio Zermeño, apoyaron para que estas fueran instaladas; aquí hay mucha culpa del cabildo analfabeto que solo vio en sus tareas agenciarse unos cuantos pesos olvidarse por completo -debe ser por ignorancia o descuido- realizar su trabajo lo que trabó el avance de Atoyac, que a decir verdad fueron tres años sin lograr alcanzar un dígito porcentual en el desarrollo del municipio. Es decir un gobierno de bagazo, de improductividad, un gobierno falso y patibulario.

La sociedad demandante ha encontrado discriminación, rechazo, engaño, segregación, exclusión, ausencia, artimañas, tretas y mentiras tanto del cuerpo edilicio -que nunca funcionó y que se hizo complicidades con el primer edil, que al final lo engatusaron, lo engañaron. Cuanto le ofertaron en jugosa negociación  su voto a Bello Gómez, para mantener a un perredismo claudicante, caduco, ramplón y visceral  le dieron una sopa de su propio chocolate: lo entramparon. Ese cabildito de mediocres es el que debe estar en el banquillo de los acusados en el centro del zócalo para responder su bajeza y malas cuentas, tal es el caso del señalamiento de Maribel Santiago Peñaloza, que destacó al regidor Adolfo Godoy Estrada, que nunca se encuentra en su sitio de trabajo. El recalcitrante señalamiento en contra de Godoy Estrada que nunca concurrió a una sesión de cabildo, que eso si es atentatorio contra la Ley.

Bello Gómez, deja deudas económicas pendientes de saldar a promotores bibliotecarios, maestros que en la sierra prestaron sus servicios y que solo han  recibido el desprecio de una autoridad incumplida e irresponsable. Dicen los afectados; “arrogancia de Bello”. Arrogancia es en un hombre culto. Este es un patán.

Deja incompleta la entrega de láminas de cartón, fertilizantes, planes de becas, proyectos productivos que se dejaron de pagar, eventos culturales. Planes para el otorgamiento de lentes para escolapios.

Un cabildo que merece juicio sumario; siendo responsable de los desordenes que se han cernido sobre la sociedad atoyaquense, por la ausencia de los apoyos y respaldos estatales y federales y eso es de lesa humanidad.

La sociedad responsable y consciente en su momento habrá de señalarle a cada uno de los representantes indignos e ineficientes, su oscura labor que por obligación debieron ejecutar.