martes, 26 de junio de 2012

El turno de los ofendidos Por Jeremías Marquines


Ahora es el turno de los ciudadanos ofendidos por la corrupción y las mentiras del PRI. Es el turno de ajustar cuentas a esas lacras disfrazadas de encuestadoras que se vendieron para manipular la conciencia de los mexicanos, llegó el turno de ajustar cuentas al partido de los simuladores, de los que han saqueado con impunidad las arcas públicas como Humberto Moreira, en Coahuila, a los que han amasado fortunas llenas de sangre para la felicidad de sus hijos, como Tomás Yarrington,  Mario Marín, Fidel Herrera; los que procrearon durante más de 70 años monstruos insensibles que despojaron al país de su riqueza y hundieron a las familias en la desesperación y la deuda como Carlos Salinas,  a esa pandilla criminal agazapada atrás del rostro de un padrote encopetado, de un cliché de telenovela que le apuesta a la cursilería, a la desmemoria, a la desinformación  y a la estupidez de algunos mexicanos. Contra todo esto llegó el turno de los ofendidos.

Faltan sólo seis días para que México tenga un renacimiento completo, o de plano se quede para siempre en las tinieblas de la corrupción y la impunidad. No se necesita inteligencia, se necesita memoria indignada para cambiar. En estos días, las y los mexicanos que aún creen que el candidato del PRI representa una alternativa, deben revisar su cartera, checar sus cuentas, revisar sus deudas. Ocho de cada diez mexicanos vive endeudado con alguna de las grandes empresas monopólicas creadas en los sexenios de Zedillo y de Salinas. Casi todas las familias pobres de este país tienen una deuda con el Grupo Salinas, con los bancos, con las afianzadoras. Millones de padres de familia, de jóvenes, de mujeres no tienen empleo o lo han perdido, y los que tienen, la mayoría, viven entre la mendicidad y la angustia por los salarios misérrimos que pagan las empresas cuyos dueños, casualmente, militan en el PRI o en el PAN.  Millones más no tienen ni tendrán acceso a los ahorros de sus pensiones que jinetean los bancos, pues gracias a “las reformas estructurales” que tanto defienden los candidatos del PRI, PAN y Panal, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), afronta hoy día una crisis financiera provocada de manera "deliberada" desde que se aprobaron las reformas de 1997 que permitieron la reducción de las cuotas patronales, estructuraron el seguro de salud de manera deficitaria y traspasaron los fondos de retiro, cesantía y vejez a las administradoras de fondos para el retiro (Afore) que desde entonces no han dejado de incrementar sus ganancias. Hoy las administradoras privadas (Afore), tienen un billón de pesos, mientras que el IMSS está en quiebra. De eso se tratan las reformas estructurales en las que tanto insisten esos candidatos: tratan de llevar a la quiebra a los ciudadanos, de entregar la riqueza nacional  a particulares para que unos cuantos vivan en la opulencia y millones en la indigencia.

Todo esto es la herencia priísta administrada por el PAN durante los últimos doce años. Un PAN que tuvo la oportunidad de cambiar al país y sólo se dedicó a profundizar la brecha entre ricos muy ricos y pobre muy pobres. Un PAN que no estuvo a la altura de las expectativas ciudadanas. Un PAN sin sal que, sin desconocer sus logros, no combatió los monopolios, pudiendo hacerlo, no creó la Secretaría de la Juventud, pudiendo hacerlo. No combatió con firmeza la corrupción, al contrario, el gobierno de Felipe Calderón creó una nueva camada de funcionarios ricos que no pueden explicar su riqueza.

Hace doce años, millones de ciudadanos se dejaron encandilar por el cambio que prometió un idiota funcional al que el PAN hizo candidato: Vicente Fox. Millones votaron no por este esperpento de la factoría humana, sino porque el PRI ya no siguiera gobernando. El PAN recibió este voto generoso y a doce años de distancia, sus dos gobiernos dejan muy lastimado al país, los panistas están en deuda con los mexicanos, ahora, lo menos que pueden hacer, por dignidad y decoro, es impedir que regrese el PRI, y para eso es necesario la activación del voto útil. 

Para nadie es desconocido que Josefina Vázquez Mota ya no está en la competencia. El panismo sabe que su candidata se quedó rezagada en el tercer lugar. Faltan dos días para que concluyan las campañas electorales y ya no hay nada más que pueda hacer. El voto panista por Vázquez Mota no sirve al país, al contrario, un voto por esta candidata es un voto para que regrese al gobierno el PRI. Si el priísmo regresa, los pocos avances que se lograron en los últimos doce años se irán al basurero de la historia. En este momento, el panismo tiene dos caminos: servir para que vuelva el PRI a Los Pinos, o salvar al país empujando el cambio verdadero.  Si el panismo es congruente con sus principios del bien común, entonces su voto debe ser para López Orador, debe ser para darle una oportunidad distinta a este país. El voto panista debe ser un voto indignado contra esa lacra traicionera que es Vicente Fox. Debe ser un voto salvador, debe ser un voto justo y generoso, aún pueden llevarse el mérito de haber evitado el regreso del PRI.

LA CONTRA

Durante su campaña como candidato presidencial, el general Lázaro Cárdenas definió a Tabasco como “el laboratorio de la Revolución”. Ahora, de nueva cuenta, ese Estado hará honor a su historia: la última encuesta ubica a López Obrador con 47.2% de la intención del voto en Tabasco contra 29.2% del priista Peña Nieto. La diferencia es del casi 18%. El voto de los tabasqueños a favor de López Obrador significa un golpe durísimo al PRI y a Peña Nieto, pues como es sabido, Tabasco históricamente ha sido, hasta hoy, una de las grandes reservas del voto duro priísta. Eso ya se acabó, llegó la hora de los electores indignados. Para los tabasqueños llegó la hora de ajustar cuentas a los pésimos gobiernos del PRI. Allá mismo se prepara para ganar la gubernatura el candidato de la Coalición PRD-PT-MC, Arturo Núñez Jiménez, un político con experiencia, honesto, que sabe de administración y que es querido por el pueblo. Bien por los tabasqueños.... Del IFE ya ni hablar, el mal está hecho. Fue cómplice de las encuestadoras a las que nunca exigió que presentaran el sustento de los números que publicitaban.... Para rematar, no fue capaz de garantizar la secrecía del voto, pues no impidió el acceso de teléfonos celulares con cámara a la casilla... Ahora,  los que vendan su voto podrán llevar la prueba fotográfica de su traición y trapacería para cobrar sus trescientos pesos.