domingo, 24 de junio de 2012

3 veces se la mentaron … a 122 decibeles











Foto: Tonatiuh Figueroa
MÁS DE MIL PERSONAS PARTICIPARON EN LA
MEGAMENTADA CONTRA EMILIO.
Los agraviados de la gestión de Emilio González esperaron más de 4 años para cobrarle la ofensa que el mandatario profirió contra sus críticos.
Guadalajara • Tres veces Pedro negó a Jesús, tres veces cayó el redentor camino al Calvario, tres veces Paquita la del Barrio le fue infiel a su marido, tres veces el Atlas de Guadalajara descendió a la segunda división… y tres veces, ayer, a 122 decibeles, más de un millar de jaliscienses le devolvieron la mentada de madre a su gobernador, Emilio González Márquez, a poco más de cuatro años de que el mandatario viviera su trágica noche de copas en el banquete de la Sociedad Diocesana de Alimentos, cuando mandó a “chingar a su madre” —con petición de absolución episcopal adelantada— a los críticos de su política de generosas donaciones de dinero público a grupos privados.
El tres se convirtió en el guarismo de la comedia tapatía, con todo y festival cultural en la Plaza de Armas. Entre batucadas, bocinazos y canciones de rock tropicoso plagadas de palabrotas, la coral tipo tragedia griega fue más digna de Aristófanes que de Esquilo, y encendida por las arengas de Cuauhtémoc Peña Cortés, el líder del sindicato opositor de los trabajadores del estado, repitió hasta el cansancio series con tres estridentes “Emilio González, chingas a tu madre”, para alcanzar 122 puntos en el sensor del sonido, dato que se registrará en el libro de marcas de Guiness, institución que recibió un pago de 800 euros (unos 14 mil pesos mexicanos) para fijar fast track este récord inédito en el libro de los logros humanos planetarios. A ver quién lo rompe.
La historia arrancó a las 10:29 am en el parque Revolución, llamado a últimas fechas, de donde unas 500 personas comenzaron a marchar alegremente por la avenida Juárez hacia el oriente, con dirección al centro metropolitano. Decenas de pancartas asomaron sobre la multitud, y el grito de los estribillos esperados, más otros, ingeniosos: “Ya vamos llegando, Emilio está pisteando”, “El que no brinque es Emilio”, y “Aleluya aleluya, chingas a la tuya”. Cientos de transeúntes observaban desde las aceras la alegre peregrinación, desde la cual venían conminaciones a unirse a la protesta, pues “a ti también te la mentó”.
Hubo algunos incidentes desatados por la presencia de propagandistas de partidos políticos que habían sido expresamente invitados a no participar, pero no alteraron el sentido de la protesta (ver recuadro). “No pensábamos que esto fuera a crear tanto efecto dentro de las redes sociales, y es un parteaguas muy importante porque no nomás es una forma medio chusca de llegar a mentarle la madre al gobernador, sino que es una asamblea ciudadana donde se hacen los reclamos de todos los agravios que le ha hecho al pueblo y sobre sus faltas”, apuntó José Luis Romero Chávez, presidente del Comité Estatal de Comerciantes Establecidos y Prestadores de Servicios.
Y estaban muchos: los lesionados del 22 de abril, los afectados por la contaminación en El Salto, los de la Coordinadora 28 de Mayo, los amigos de la barranca, los homosexuales, los ex braceros, los colonos del abandonado oriente citadino, los agraviados con el proyecto del Macrobús y de la Villa Panamericana, los amigos de La Primavera, y sin duda, activistas de partido, pero sin camiseta.
La llegada a Plaza de Armas fue una catarsis, esta vez sí de tragedia griega. La multitud enfurecida se apostó frente a la puerta del Palacio de Gobierno y mentó hasta que se cansó. Los rostros desfigurados de algunos mostraban una profunda irritación, tal vez personal. Otros permanecieron festivos, jugaban con las palabras, celebraban la anarquía de un lenguaje súbitamente vivo, insospechadamente libre. Algunos ofendidos estaban ausentes. Una efigie de cartón casi al natural de un vecino de Oblatos fue el colmo. Arriba de la cabeza, la leyenda escrita: “No pude venir, pero chingas a tu M”.
Así, a Emilio González lo mandaron a “chingar a su madre” —la peor ofensa que se puede proferir en México, dice Octavio Paz—, con algunos de los personajes con que se le ligan, notoriamente, el cardenal emérito Juan Sandoval. Tres veces, como Pedro negó a Jesucristo, en busca de que el 1 de julio se confirme que su accidentada gestión también será enviada a esa tierra mágica del aniquilamiento, “al país de las cosas rotas, gastadas”: la chingada.
► Agresión a fotógrafos
Un ciudadano identificado como José Arriaga, agredió ayer al reportero gráfico de MILENIO JALISCO, José María Martínez, tras destruir unas pancartas en que se cuestionaba la gestión de Aristóteles Sandoval al frente de la alcaldía de Guadalajara, durante la marcha de la megamentada por la avenida Juárez.
El hombre se percató de que Martínez tomaba fotos de su acción, y sin avisar, se volteó a agredirlo de un puñetazo. Luego golpeó a otros dos reporteros, quienes lo persiguieron y sometieron con apoyo de policías municipales, que se llevaron al individuo detenido. Hay un copartícipe que no ha sido identificado.