domingo, 18 de marzo de 2012

Acapulco otra vez para el PRD Jeremías Marquines


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El presidente nacional del Partido Movimiento Ciudadano, Luis Walton cada día se ve más desesperado porque la candidatura de la coalición se le va de las manos. En las últimas encuestas realizadas en Acapulco quedó abajo de los precandidatos del PRD, además de que se confirma que es el aspirante con más rechazo por parte del electorado, pues no lo consideran un candidato ganador.

Al ex convergente le conoce la gente pero en la pregunta de ¿Por quién votarían?, es el que recibe más rechazo. Y es que una cosa es ser conocido y otra cosas es ser votado. Además, en estas encuestas, el PRD vuelve a salir con 43 puntos de preferencia electoral, más del doble que el PRI, en tanto el partido Movimiento Ciudadano apenas alcanza los tres puntos.

Está claro que los números no le favorecen al ex convergente, por eso su estrategia se basa en presionar desde la capital del país buscando una coalición que lo haga candidato. El supuesto posicionamiento de Walton es una ficción con la que pretende chantajear al PRD. Si en realidad fuera el aspirante mejor posicionado, no tendría necesidad de mandar a publicar fotos pagadas donde los únicos que le acompañan son políticos de la capital del país pero ningún liderazgo importante de Acapulco. 

Lo que sucede, es que su nivel de competencia es tan bajo que hasta los pocos comisarios municipales de Acapulco que le apoyaban, tres, lo han abandonado. Por ningún lado se ven los respaldos que debería tener un candidato con su popularidad. ¿Entonces qué pasa? Lo que en realidad pasa es que no tiene nada, su candidatura está vacía porque la gente no lo percibe como candidato ganador, todas las campañas las ha perdido y los cargos de elección que tiene los ha logrado por la vía plurinominal, pues como presidente de su partido sólo él y dos de sus amigos se reparten las candidaturas. Es juez y parte en todo.

Debido a su baja aceptación, este sábado 17 de marzo sólo pudo reunirse con una veintena de gentes en el Coloso que con mucho esfuerzo y engaño logró juntar Octavio Olea Apátiga, ex regidor. Pero incluso, la gente que llegó a este evento fue porque uno de sus líderes les prometió pagarles ahí mismo su semana. Al mini-acto, asistió ufano el coordinador de la campaña de Obrador, Ricardo Monreal, senador del PT, quien también intentó imponer a su hermano como candidato a gobernador en Zacatecas y no lo logró. Aunque Monreal vino a pasar un fin de semana largo pagado por el gasolinero, también llegó para constatar la pobreza de apoyos que tiene su candidato.

Luis es una figura gastada electoralmente. Su error consiste en que prefirió hacer política en el Distrito Federal buscando que lo impongan desde allá, pero abandonó a los acapulqueños. Por esta causa no tiene liderazgos fuertes que le apoyen ni aceptación ciudadana. Es un recolector de despojos; en cada campaña recoge las sobras del PRD o del PRI. Eso es lo mismo que pretende hacer en la actual contienda. Por eso le apuesta a la división en el PRD, quiere que Evodio Velásquez, Lázaro Mazón, o algún otro, se sume a su lista de traidores y con esto causar un daño a la unidad del PRD que lo beneficie.

Para los perredistas está claro que Luis no quiere al PRD, quiere servirse de ellos para lograr su cometido como lo hizo en su momento Zeferino Torreblanca y ahora Ángel Aguirre que va a terminar gobernando con sus familia y bolseando descaradamente el presupuesto público.

La coalición que pretende el ex convergente es una coalición donde el único beneficiado es él. En términos reales, al PRD queda reducido, pues tan solo en el caso de las regidurías no le quedarían ni para repartírselas entre las distintas corrientes. Electoralmente, la coalición no ayuda porque como partido el Movimiento Ciudadano no tiene nada que aportar. Además, a la elección para presidente municipal, el PRI llega totalmente dividido, incluso varios de sus cuadros sabiendo que van a perder por el desastre en que dejó la alcaldía Manuel Añorve, ya comienzan a buscar cobijo en el PRD. Por eso, la próxima elección para la alcaldía de Acapulco la definirá el lado que mejor cobije a la militancia y los liderazgos priístas, pero una cosa es cierta, los priístas no quieren saber nada de Luis Walton.

Toda esta coyuntura  garantiza que el PRD como partido y sus candidatos tengan asegurado el triunfo en Acapulco con o sin coalición. Sin embargo, en caso de que las dirigencias perredistas cedan a la presión nacional, y le entreguen la alcaldía al presidente del Movimiento Ciudadano, automáticamente también le estarían entregando la gubernatura del 2015. Por eso, para algunos, el escenario de la sucesión en Guerrero lo ven de la siguiente forma: Walton alcalde, luego candidato a gobernador; Ríos Piter, senador, en condiciones de competirle al ex convergente para la gubernatura, David Jiménez, en caso de no llegar a ser alcalde, diputado local, muy disminuido y orillado paradójicamente a seguir la misma ruta de Armando Chavarría, que fue achicado por el ahora ex gobernador Zeferino Torreblanca, a quien apoyó con institucionalidad durante varios años.

Por eso para Jiménez Rumbo, un precandidato que ha logrado un posicionamiento, incluso superior a Walton, su momento es ahora. Las condiciones para empujar su aspiración son las correctas y la militancia de otros partidos lo ve como un candidato que es capaz de tender puentes más allá de las fobias partidistas o de la obsesiones de sus líderes. Jiménez Rumbo ha logrado movilizar al perredismo de cepa y a los cuadros más representativos en Acapulco, su precampaña ha despertado en el perredismo de base la esperanza y el espíritu de lucha que había estado dormido.

Por último, si el PRD se autodespoja de la candidatura más importante en el estado, después de la gubernatura, estaría prácticamente desmantelado, pues la gubernatura se la entregó a un grupo de príistas rancios y mañosos, y ahora el gobierno municipal de Acapulco se la quiere regalar a un personaje cuyo principal respaldo es un zacatecano mañoso que viene a tomarse fotos con él y a declarar en contra del PRD. Ahí queda eso.