Zeferino, El Grinch
El
estado de Guerrero viene apenas saliendo una de las más terroríficas
crisis de violencia e inseguridad que se haya registrado alguna vez;
miles de empleos se perdieron, cientos de negocios cerraron por la
presión de la delincuencia, decenas de hospederías se quedaron sin
huéspedes, cientos de familias tuvieron que emigrar y mal vender sus
propiedades, otras más quedaron marcadas por siempre por el flagelo de
la violencia
En medio de esta ola criminal, Acapulco perdió todo su esplendor, perdió el tianguis turístico, perdió a los springbreaker,
su imagen se pulverizó ante el mundo, y el paraíso pasó a convertirse
en un verdadero peligro para caminantes; todavía a estas fechas, la vida
cotidiana no se normaliza: la gente sigue caminando con miedo; aún hay
extorsiones; crímenes; levantones; los negocios siguen cerrados y el
desempleo ha crecido como nunca.
Así
grande fue el daño que el
gobernador Zeferino Torreblanca Galindo le heredó a Ángel Aguirre,
actual gobernador. Durante sus seis años de mandato, Torreblanca Galindo
no quiso atender el problema de la inseguridad en Guerrero, pero
tampoco ni siquiera intentó pedir ayuda a la federación como apenas lo
acaba de hacer Aguirre.
A
casi ocho meses después de dejar el gobierno y de haber abandonado en
manos de la delincuencia a todos los guerrerenses, ahora viene, como el
cínico y sinvergüenza que siempre ha sido, a criticar a un nuevo
gobierno que en menos de un año ha hecho mucho más
de lo que nunca quiso hacer en seis años como gobernador.
Tan
sólo, en lo que respecta a la procuración de justicia, el nuevo fiscal
guerrerense Alberto López Rosas supera por mucho a los tres procuradores
que puso Zeferino. Ninguno de esos pésimos funcionarios tuvo el arrojo
ni el valor para enfrentar la situación como ahora lo hace López Rosas,
los resultados de una administración de justicia exitosa están a la
vista de todos. Casos graves como el asesinato del diputado Moisés
Villanueva, donde está implicado como autor intelectual un alcalde
priísta
en funciones, se están resolviendo satisfactoriamente para la sociedad y
se manda un mensaje claro de que el imperio de la impunidad que
floreció en los gobiernos anteriores, ya se acabó. También, con avances
reales y en vías de solución, se encuentra el caso del asesinato del
diputado presidente del Congreso del Estado, en el periodo de Zeferino
Torreblanca, Armando Chavarría. Un caso que el propio ex gobernador
enredó deliberadamente y obstaculizó para evitar se resolviera. Se
investiga también el crimen del diputado José Jorge Bajos Valverde que
el ex gobernador Zeferino no quiso resolver y para engañar a la sociedad
inventó un chivo expiatorio, encarcelando durante cuatro años a Aldy Manuel González Rodríguez, un militante panista.
La
lista de los agravios cometidos por Zeferino Torreblaca contra el
pueblo de Guerrero es inmensa, va desde el atraco al presupuesto
público, las palizas a grupos disidentes, la indolencia en la
procuración de justicia, el desfalco al presupuesto educativo, la
pauperización de los programas sociales, el uso patrimonialista de los
bienes públicos, los desprecios a los arrastrados y alcahuetes
perredistas, hasta la protección del mañoso gobierno de René Juárez
Cisneros, a quien nunca quiso auditar a pesar de que saqueó las arcas
públicas.
A
pesar de todos estos agravios y de que intentó hacer que el candidato
del PRI, Manuel Añorve le sucediera, traicionando a los partidos y a la
gente que lo hizo gobernador, a pesar de todo esto, ha regresado a decir
“su verdad”, según dice, y para difundir “su verdad” ha comenzado a
lanzar estiércol contra el actual gobierno del estado con el fin de
detener las auditorías que se efectúan a todas las secretarias y
dependencias de la administración anterior donde se han detectado
grandes desfalcos.
Durante
los seis años de su gobierno, esta columna fue la única que criticó
constantemente los excesos y las desviaciones mentales de Torreblanca
Galindo. En ninguna otra parte, ninguno de los que ahora cobran con el
nuevo gobierno, le dedicó un artículo para criticarlo con la dureza con
que lo hacen ahora que ya no es gobernador. Durante todos esos años,
advertimos aquí que Zeferino no estaba bien de sus facultades mentales,
que tenía y tiene graves problemas de personalidad que se reflejan en su
forma de hacer política-política y en su desaforado cinismo. Muchos no
lo tomaron en serio, incluso, algunos de sus más fieros defensores y
alcahuetes como los ahora diputados Sebastián de la Rosa, Evodio
Velásquez y el borrachín de Faustino Soto, se ofendían cuando
criticaban “al señor gobernador”. Sin embargo, ahora como buenos
prostitutos de la política lo niegan. Hasta Ríos Piter quien fuera su
secretario de Desarrollo Rural, hace como que no le ve. Incluso, hasta
uno que fue su empleadito en Casa Guerrero, Arturo Martínez Núñez, y que
ahora trabaja como vocero de seguridad pública del nuevo gobierno, pide
timoratamente que por favor ignoren sus declaraciones.
Pero
el ex gobernador Zeferino Torreblanca no salió de su cómodo y
millonario retiro sólo para dar una conferencia de prensa para criticar y
atacar al
actual gobernador Ángel Aguirre. Tampoco salió porque esté interesado
en limpiar su imagen, sabe que eso es imposible. Salió a dar una
conferencia porque siguiendo la conseja priísta, quiere sacar del
escándalo ganancia. Ya antes lo había intentado al poner una demanda por
difamación contra uno de los más importantes dirigentes del PRD, pero
como fue ignorado, su intención de crecer con el escándalo se le
frustró.
El
único motivó de Torreblanca es electoral. Busca como bien lo intuyó el
diputado local, Celestino Cesáreo, acceder a un cargo de
elección popular para asegurarse impunidad. Quiere que los liderazgos
políticos del PRD, a quienes conocen bien y sabe que les gusta declarar
por cualquier tontería, le hagan la campaña atacándolo. Quiere parecer
víctima de persecución política. Quiere aprovechar la animadversión para
reposicionarse y, para lograr eso, recurre a las mismas prácticas que
condenó cuando fue gobernador: el protagonismo y la politiquería.
De todo el montón de estiércol que lanzó durante su conferencia de prensa efectuada este martes 29 de noviembre, lo único real
fueron sus señalamientos contra el periódico El Sur y su
director Juan Angulo. Un periódico que usa la información para
acomodarla al criterio de su director, según a como esté su ánimo
político. Varias veces, Torreblanca Galindo denunció que sus
declaraciones eran desvirtuadas y acomodadas de acuerdo al criterio
editorial de dicha casa. Ahora volvió a insistir y exhibió un borrador
de convenio por más de 500 mil pesos mensuales, señalamiento que no
desmintió el propio diario. Como nunca le pagaron esa cantidad, Juan
Angulo mantuvo una campaña de linchamiento contra el ahora ex gobernador
a quien acusó de atentar contra la libertad de expresión, cosa
absolutamente falsa. Si de algo no se le puede acusar a Zeferino es de
amenazar la libertad de expresión. Esta columna lo criticó crudamente,
como ningún otro, durante seis años; jamás recibimos una queja o una
amenaza de su parte. En lo que respecta al periódico El Sur,
simplemente no se rindió ante el chantaje de su director. Es una
lástima que un proyecto periodístico se use para forzar ataques contra
políticos con el fin de buscar ganancia económica o influencia política.
El Sur ha degenerado de periódico, a pasquín político para
impulsar la campaña de Luis Walton y denostar a los que considera sus
adversarios. Es en lo único que tiene razón Zeferino.
El
ex gobernador de Guerrero es un esperpento político producto de la
desaseada forma de hacer política en este estado. Su estilo, es una
forma decantada de
las cualidades de Rubén Figueroa y René Juárez; conoce a sus paisanos y
sabe que son como el perro que come huevo, sólo cambian de dueño pero
siguen siendo los mismos. Por eso ha decidido regresar y revolver el
estiércol, tiene medido los tiempos y tiene información y aún tiene
lealtades enquistadas en el nuevo gobierno.
Haría
bien el gobernador Ángel Aguirre en cerrar filas con sus aliados
leales. El gobernador está obligado a ganar más calidad moral
deshaciéndose de los lastres familiares que son su talón de Aquiles y
que nada le aportan a su
gobierno. Es necesario que ponga freno a las ambiciones monetarias de
su secretario de Finanzas, y límite el activismo electoral de su
política de dádivas que se efectúa desde una dependencia familiar, si no
quiere que más adelante y con justa razón, lo exhiban y pierda calidad
moral como para enfrentar a Torreblanca. No se puede acusar a otro de
malversación y abuso, cuando a su lado sus allegados están haciendo lo
mismo.
El
gobernador debe poner orden en las distintas secretarías donde por
ningún lado se ve que estén dando resultados, salvo la
Procuraduría, debido a los recortes arbitrarios a sus presupuestos
públicos. Hay indicios de que al antojo y por caprichos se recorta
presupuesto a programas establecidos y se canalizan para uso de
aspiraciones familiares, eso debe evitarse.
Los
ataques de Zeferino apenas comienzan, quiere ser candidato y el único
partido que puede recoger tamaña escoria es el Partido Acción Nacional,
será bueno ver cómo reciben su postulación panistas como Aldy Manuel, y
será más bueno todavía ver si en realidad es como él decía: que sin él,
el PRD no era nada, ahora
tendremos la oportunidad de comprobarlo.
LA CONTRA
Acapulco
tuvo una rachita buena durante el puente del 20 de noviembre. No se
puede adjudicar ese entusiasmo a
ninguno de los espectáculos que montó el gobierno estatal; el turismo
defeño es pobre y la única opción cercana a sus bolsillos es Acapulco y
los supermercados de la Costera. La llamada reseña mundial de cine fue
un fisco terrible. Se trajo a pasear a actores de la tercera edad y a
una española que no sabía para qué estaba en Acapulco. Alain Delón,
Elizabeth Taylor y Paz Vega no tenían nada qué hacer en la reseña porque
ni siquiera películas de ellos proyectaron. Fue una ocurrencia que la
secretaria de Turismo Graciela Báez y su comadre Alejandra Fraustro
tuvieron y que costó muchos miles de pesos al estado. Lo mismo que el
fracasado Encuentro Cruce de culturas, un montón de tianguis que
instalaron para vender chucherías y que estuvo abandonado la mayor parte
del tiempo. El dinero es poco y estas señoritas lo derrochan en
experimentos que sólo sirven para que se tomen una foto y salga en dos o
tres diarios locales. El único
espectáculo que valió la pena fue el llamado Air show, cuya
difusión en el noticiero de televisa le costó los 39 millones de pesos
que el Congreso local le acaba de aprobar a Televisa para su Teletón….
Si las cosas siguen así, el ex gobernador Zeferino Torreblanca tendrá
material de sobra para decir que su gobierno fue mejor.