viernes, 9 de diciembre de 2011

MORDAZA AL PRESIDENTE Rodrigo Huerta Pegueros


Mordaza al Presidente
Por Rodrigo Huerta Pegueros*

Pedro Joaquín Coldwell es el nuevo presidente nacional del PRI. Ya a estas alturas nadie se acuerda del ex, o sea, de Humberto Moreira Valdez. Nadie quiere acordarse porque les mueve el tapete debido a la corrupción que significó su paso por la gubernatura de Coahuila.  
Hoy solo hay ojos y oídos para el abanderado presidencial, Enrique Peña Nieto. Para él son los inciensos y los cohetes. Con la sustitución del líder, los priistas creen que se les acabaron los malos ratos y las preocupaciones. Lejos están de ese sueño. No se olvidará nunca su transitar y trajinar por el poder político durante setenta y tantos años.
No se podrán quitar muchas manchas que les dejó el usufructo del poder hegemónico. Así como ahora desprecian lo que hizo en su tiempo Porfirio Díaz por poner a México a la altura de otros países desarrollados del viejo continente, así se quieren olvidar de lo que hicieron los gobiernos posrevolucionarios y desean solamente recordar los mejores pasajes de la historia nacional sin decir nombres porque se avergüenzan de Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón. O no quieren mirar las reseñas que se hicieron del ejercicio en el poder de los presidentes Miguel Alemán Valdez ni de Adolfo López Mateos. Menos quieren revivir la imagen de los presidentes Gustavo Díaz Ordaz o de Luis Echeverría Álvarez o de los más recientes como Miguel de la Madrid o Carlos Salinas de Gortari.
Recuerdan solo para parafrasearlo a Jesús Reyes Heroles a quien se consideró como uno de los últimos ideólogos de la Revolución Mexicana y del Partido Revolucionario Institucional. Pero no ejercen ni lo han hecho antes estos postulados que eluden y que hoy desean aplicar.
Pedro Joaquín Coldwell es ahora el nuevo dirigente de los tricolores. Viene a ejercer un liderazgo apegado a los designios del precandidato. Sabe bien de la disciplina partidista y de los usos y costumbres de su instituto. Conoce los entretelones y a los actores en cada una de sus facetas. No es ni por asomo un neo priista es todo lo contrario, un dinosaurio en toda la extensión de la palabra. Así se comportó cuando asumió la presidencia nacional y así se comportará en adelante.
Lo conocen y los conoce. Es de los tiempos de Luis Echeverría Álvarez en los años de fines de los sesentas y principio de los setentas. Ha actuado en base al script del momento, por ello ha logrado ser casi todo. Logró ser uno de los gobernadores más jóvenes de la época y no ha soltado desde entonces los hilos del poder al ubicarse una y otra vez como legislador en el Congreso de la Unión. Esta trayectoria le ha valido el reconocimiento de sus congéneres y eso le sirvió para ser impulsado como natural sucesor de Moreira.
Para unos, dice que es un alfil del senador Manlio Fabio Beltrones, aspirante a la precandidatura presidencial del PRI frente a Peña Nieto y uno de los artífices del derrocamiento de Humberto Moreira Valdez. Otros lo ven como un personaje cercano y confiable al abanderado priista, Enrique Peña Nieto. Sea Coldwell de un bando u otro, actuará como siempre, en base a lo que le señale el guión que se le formule por el equipo de campaña. Tendrá eso sí, sus espacios para actuar en forma independiente pero sin estirar la cuerda.
Lo único que se le puede reclamar a este Dinosaurio es que no vaya a confundirse de tiempo y quiera actuar como en épocas pasadas. Al parecer esa intención asomó en su presentación y en su discurso. Quiso o trato mas bien de erigirse como el contralor de la libertad de expresión y de opinión.
Reclamó una y otra vez al presidente de la República su forma de expresión sobre lo que él considera una realidad tangible. Trató de amordazar al presidente Felipe Calderón Hinojosa y recreó su idea ‘de lo que quiso decir el mandatario nacional’ cuando habló de los peligros de que el narcotráfico pudiese interferir en la vida interna de los partidos e influenciar en alguno de ellos, sin especificar cuáles.
Este es solo un punto negativo (hay más) del discurso del nuevo dirigente priista. Recuerden bien: Pedro Joaquín no es líder del PRI, es solo un dirigente más que si no da el ancho es, desde luego, prescindible para este partido que tiene mucho trecho caminado y una experiencia bastante abultada en el ejercicio del poder político y partidista.
No lo olviden. En el PRI hay intereses y solo eso.

Periodista y Analista Político*