jueves, 29 de diciembre de 2011

AYOTZINAPA Rodolfo Sámano García


Ayotzinapa
Rodolfo Sámano García

El sangriento  lunes doce de diciembre es un caso atípico que aún se encuentra en la tinta de los diversos políticos, funcionarios y analistas. El gobernador Ángel Aguirre Rivero siempre ha tenido una distinción especial por los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” ubicada en el predio de la exhacienda de Ayotzinapa de la ciudad de Tixtla de Guerrero.
Becas, uniformes, computadoras para uso personal, celulares, comedor, tortillería, tractor, víveres, agua caliente en la alberca, dinero en efectivo, calzado, uniformes, colchones, cobertores, inversiones millonarias, autobuses, viáticos, dinero en efectivo para bailes y bacanales, borracheras con cargo al erario estatal, el centro de prostitución en que se convierte esta institución cada fin de semana y todo aquello que se les antoje a los niños consentidos, que al final de cuentas cursan semestres de quince días hábiles, calificaciones que exigen, pero al final de cuentas, egresan con un perfil deplorable, con un promedio que en la realidad estaría muy por abajo del cinco, en una escala del uno al diez.
¿Por qué son los alumnos quienes controlan el gasto millonario para la adquisición de los víveres y comestibles y son ellos quienes hacen los contratos con los proveedores sin tener que rendir cuenta de lo que se les entrega y lo que se gasta? ¿Quién se queda con el dinero de los porcentajes que reciben de los proveedores por las cantidades de compra?
Desde el inicio de esta administración del gobierno de Ángel Aguirre Rivero a los alumnos de la Escuela Normal de Ayotzinapa fue de preferencia. En el Estado de Guerrero son nueve las Escuelas Normales Oficiales: Cinco  de sostenimiento federal: CREN de Iguala; Escuela Normal Urbana Federal “Prof. Rafael Ramírez”; Escuela Normal Preescolar “Adolfo Viguri” Escuela Normal Regional de la Montaña de Tlapa de Comonfort y la de Ayotzi; Cuatro de sostenimiento Estatal: Centenaria Escuela Normal del Estado “Ignacio Manuel Altamirano”; Escuela Normal Regional de Tierra Caliente en Arcelia;  Escuela Superior de Educación Física en Acapulco y la Escuela Normal “Vicente Guerrero” en Teloloapan. Nos preguntamos quienes trabajamos en las Escuelas Normales: ¿Por qué Ángel Aguirre siempre ha consentido a los de Ayotzi? ¿Por qué no ha tenido las mismas atenciones para con las otras ocho Escuela Normales? ¿Por qué Ayotzi vive en la abundancia y las otras ocho con grandes carencias y  limitaciones? En las otras Escuelas Normales hay más gente de extracción campesina e indígena que en la propia Ayotzinapa. ¿Por qué tanta preferencia para una y el abandono de las otras ocho? Con lo invertido en Ayotzi, con esa misma cantidad en una escuela invertida en las otras ocho se elevaría considerablemente la calidad de la enseñanza, con Ayotzi en dinero tirado a la basura. Ayotzi es “un barril sin fondo”

Cuando empezaron las manifestaciones exigiendo más y más recursos, más prebendas para los niños consentidos del sistema y vemos cómo fluyen recursos y más recursos para tenerlos contentos ¿Qué más querían estos alumnos que no justifican esos gastos estratosféricos invertidos en su preparación?
Hoy entendemos que no es un problema de atención, no es un problema de recursos, no es un problema de la Secretaría de Educación Guerrero para con esta Escuela Normal, no es un problema de desatención del Gobernador hacia Ayotzinapa, si desde el primer día trató de complacer todas su exageradas y exorbitantes peticiones.
Se deduce que los líderes de Ayotzinapa obedecen a intereses muy ajenos a los educativos, detrás debe haber intereses de grupos políticos, de caciques, de capital, de política de alto nivel. No se puede entender como “unos pobres estudiantes de origen campesino o indígena tengan la capacidad económica para mover cientos de personas, de decenas de autobuses, de control de política de impacto nacional, de que los consorcios televisivos inviertan tanto tiempo “de sus noticieros” en el caso de Guerrero
Es una consigna que debe existir para cobrar venganza por no haber acatado la disposición de cúpula de quién sería el candidato a la gubernatura del Estado y haberse lanzado bajo las siglas de una coalición de izquierda.
Con el actual movimiento “dizque estudiantil” está más que manifiesto que los líderes de Ayotzinapa están acatando órdenes superiores, manejados los líderes como títeres, y el resto del alumnado como “carne de cañón”. ¿Por qué tanto interés de los medios, de los grandes consorcios por “dos muertitos” ¿Y los más de cincuenta mil qué? ¿Acaso pesan más dos que cincuenta mil?
¿De dónde parte la consigna de hacer caer a Ángel Aguirre? ¿De los Pinos? ¿De Atlacomulco? ¿Del Comité Nacional del Partido Revolucionario Institucional? ¿Acaso vendrá de Tlapa de Comonfort? ¿Por qué están llenas  las instalaciones de Ayotzinapa con gente de la APPO de Oaxaca, de San Mateo Atenco, de la CETEG, de la Sección 22 del SNTE de Oaxaca, de la guerrilla del Subcomandante Marcos de Chiapas, de las diferentes Escuelas Normales Rurales y de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México
Dentro de las instalaciones de Ayotzinapa se puede encontrar por lo menos gente de unas veinte organizaciones sociales. ¿Qué hacen ahí? ¿Cuál es el verdadero propósito? ¿Por qué nada más dos muertos si las condiciones estaban para que hubiera más de cien?
Otra pregunta: ¿Qué piensa la sociedad de Chilpancingo, de Guerrero y de todo el país cuando se ven afectados con tantos desmanes impunes de los normalistas de Ayotzinapa? ¿Acaso en sus aulas los profesores les hablan de impunidad, de violación constante a la ley, de agredir de manera constante a la ciudadanía, de no estudiar, de recibir calificaciones semestrales regaladas, obtenidas bajo presión, bajo amenaza, dieces al fuerza?
Eso de “pobres muchachos” “pobres estudiantes que viven en un internado” Hay que entender que quienes estudian, quienes tienen la oportunidad de vivir en Ayotzinapa tienen condiciones equiparables a un paraíso, acostumbrados a mandar, a que de un gesto o una seña de inmediato los debe atender directamente el Gobernador, para ellos no hay jerarquías de funcionarios, de solicitar una audiencia, de esperar tiempos, ¡No! ellos a la voz de ya quieren que se les atienda, que les complazcan, que les satisfagan sus mínimos y ridículos caprichos.
Los guerrerenses no debemos permitir que se violenten las instituciones, que se ponga en jaque a un gobierno electo democráticamente por los ciudadanos mediante el voto. ¿Qué pasaría si les hacen caso a los de Ayotzinapa y hubiese un cambio de gobierno? Se instituiría una estructura de mando y se cambiaría el Palacio de Gobierno a Ayotzinapa? 
rsamano_8@hotmail.com